Gobernanza

La AFD apoya a los sistemas judiciales y penitenciarios para que los Estados garanticen los derechos humanos, que la población tenga acceso a la justicia y que las condiciones de detención mejoren. Es el caso en Costa de Marfil y en Níger en donde financiamos programas destinados a reforzar las capacidades de los actores de la justicia y en concientizar a los ciudadanos sobre sus derechos.

Además, la AFD tiene una visión inclusiva de los procedimientos políticos. De esta forma, favorecemos la transparencia y la coelaboración de políticas públicas junto con los ciudadanos. A tal fin, puede resultar sumamente útil integrar nuevas tecnologías en estos procedimientos. Gracias al proyecto de apoyo a los gobiernos abiertos francófonos (PAGOF), Burkina Faso, Costa de Marfil y Túnez asumieron recientemente compromisos concretos a favor de una gobernanza democrática más abierta.

Con el fin de fomentar la transición hacia una gobernanza más democrática, impulsamos el desarrollo del espíritu ciudadano y ayudamos a la población a ser plenamente actora de la democracia. En Haití, somos socios de la organización CCFD-Terre Solidaire para fortalecer la participación ciudadana: los Makòn son espacios de diálogo comunitario que permiten a los habitantes contribuir a la coelaboración de las políticas pública.

También se impulsan innovaciones sociales destinadas a renovar la democracia, en particular a través del apoyo a medios de comunicación independientes y al financiamiento de campañas de concientización. En Senegal, por ejemplo, financiamos Bruit de tambours, una serie de televisión que concientiza a la población en la participación ciudadana y en la inclusividad.

La AFD apoya a las administraciones socias para mejorar la gestión de sus finanzas públicas, porque el financiamiento de las políticas de desarrollo pasa necesariamente por una mejor capacidad de los Estados para recaudar recursos financieros y ejecutar el gasto. Es el caso, por ejemplo, en Níger en donde acompañamos al ministerio de Finanzas en la modernización de su recaudación fiscal.

De igual forma, con el fin de mantener servicios básicos en cualquier circunstancia y permitir que las condiciones de vida de los ciudadanos sigan mejorando, es indispensable llevar a cabo una buena gestión de los recursos públicos. Lo cual depende, entre otras medidas, de la modernización de la administración, de una gestión rigurosa de la función pública en todo el territorio y del acompañamiento a la descentralización. En Mali, por ejemplo, la AFD acompaña a las autoridades centrales a restablecer su presencia en ciertas zonas y proponer formas alternativas de servicio público en las regiones más aisladas. 

De esta manera, contribuimos al fortalecimiento de las capacidades de las instituciones, con un objetivo de eficiencia, pero también de igualdad en el acceso al servicio público. Por ejemplo, en Vietnam el Estado recibe ayuda para poner en marcha su reforma de e-gobierno que simplifica y acelera las gestiones administrativas.

Las diásporas son importantes inversionistas para sus países de origen. En 2017, según el Banco Mundial, las remesas de las diásporas sumaron cerca de 450 000 millones de dólares, es decir el equivalente a tres veces el monto de la ayuda pública para el desarrollo. Los países francófonos, en particular los del Magreb, son los principales destinatarios de las remesas enviadas desde Francia. Por lo tanto, las diásporas representan una importante oportunidad de desarrollo y proporcionan un apoyo estable a esos países. Son socios clave, a la vez por su peso económico, su capacidad de innovación y los valores ciudadanos y solidarios que conllevan.

En Francia y en Europa, la AFD trabaja con las asociaciones de la diáspora y las entidades territoriales locales para valorizar las contribuciones de las comunidades inmigrantes, sean estas económicas, financieras o técnicas. Financia la creación de empresas o bien de plataformas que facilitan los pagos de fondos en los territorios de origen. En ese sentido, valorizamos a la diáspora camerunesa (alrededor de 100 000 personas en Francia), al apoyar su papel económico clave para el desarrollo de Camerún.

Por otra parte, en los países con una tasa de migración importante,  acompañamos las políticas públicas migratorias y de tránsito para que esas migraciones sean verdaderas oportunidades de desarrollo. También intervenimos a nivel de algunos factores de migración como el acceso al empleo. Es el caso en Túnez, en donde apoyamos un proyecto de desarrollo local que integra los retos migratorios de los territorios.